6 jun 2013

Una emotiva Carta de un hincha de Independiente

Un descenso de categoria como lo vive un simpatizante de futbol en Argentina no tiene limites, desconozco como se vive en el futbol en otros lugares, pero la pasion con la que se palpita aca, creo no se compara con ningun pais, por eso creo como dicen muchos, el futbol en mi pais de siente en el alma y mucho orgullo.

Quiero compartir una carta de un hincha de Independiente, que esta viviendo un momento historico en su vida, la verdad una desgracia que no se borra.

"La primera vez que tuve la sensación de que mi viejo se moría, que lo vi débil de verdad, fue yendo a ver al Rojo. Rodolfo (así se llamaba) era periodista. Trabajaba en tele, en radio, en gráfica… Los viernes solía llegar con un regalo: credenciales de Prensa para la cancha.



Yo crecí acostumbrado a los lugares privilegiados. Vi muchos partidos en las cabinas, al lado a los relatores de las radios, o en plateas “lujosas”. Era parte de la “chapa” de mi papá.



Pero en 1980, la mano venía distinta. El viejo estaba sin laburar en los medios. En la Argentina de la plata dulce, había puesto un kiosco en la galería de al lado de Sadaic. Ese negocito, último bien de una extraña herencia familiar, no daba para ningún lujo. Vivíamos con lo justo.



Para colmo, al periodista le faltaba el “brillo” de la profesión. El otrora escriba reconocido y jefazo, ahora expendía alfajores, turrones y 43/70. Un dato: lo hacía de saco y corbata. Me cuesta recordarlo con otro ropaje. Era casi su uniforme.



Es posible que yo, con 11 hincha-bolas años, haya insistido en ir a la cancha ese día caluroso de diciembre. Jugábamos el partido de vuelta de una semifinal del Nacional. Racing de Córdoba nos había ganado 4 a 0 en la ida, pero vaya a saber que extraño convencimiento nos llevaba a creer que lo podíamos dar vuelta.



Tomamos el bondi a Avellaneda (ya no teníamos el Fiat 800 que se había ido para pagar una deuda) y encaramos la larga caminata por la siempre convulsionada Alsina. Eramos miles los que caminábamos hacia el estadio de la Doble Visera envueltos en banderas, gorros y entonando cantitos que prometían que 'vamos a salir campeón…'



Llegando a las boleterías, vi que el viejo encaraba para la fila de la Popular. Debe haber visto la cara de decepción del nene acostumbrado a las cabinas y las plateas. Me dijo algo así como 'hoy vamos acá, es mejor'. No le creí. Entendí que era lo que se podía.



La fila de al lado, la de las butacas, era más ordenada. La de la General era un caos de empujones, gritos… Mi viejo -vale la pena recordar que lo suyo eran las letras más que las multitudes…- pujaba por llegar a la ventanilla, pero no avanzaba. De pronto lo vi salir de ese marea de compradores de último momento. 'Vamos, esto no es para nosotros' me dijo. Me salió de adentro un 'Y si vamos a la platea?'



Creo que mi pregunta fue un puñal. Me contestó 'No tenemos plata'. Recuerdo la sequedad de la respuesta.



Hoy entiendo que era la última armadura de un tipo disminuido, que no podía cumplirle 'algo' a su hijo. ¿Era grave? No, claro que no. Pero evidentemente para él tenía un simbolismo. Ya no era lo que había sido. No se le abrían las puertas de las cabinas. No llegaba a comprar dos plateas. Empezaba a no poder.



Con aire de vencidos, volvimos por Alsina, una calle que siempre me pareció horrenda. Mientras nos alejábamos del estadio, recuerdo haber escuchado el rugido de las tribunas, exaltadas por la salida del equipo… A las pocas cuadras, mi viejo detuvo su caminata. Me miró y me dijo 'esperá un segundo'.



Se sentó en el portal de una casita. 'Qué te pasa?' le dije. 'No me siento muy bien, ya se me pasa'.



Una señora que veía la escena desde adentro de la casa salió y le dio un vaso de agua. La situación no duró mucho, se recompuso rápido. Al rato estábamos de nuevo en el colectivo y media hora más tarde, en casa.



Lo que podría haber sido un simple sofocón, fue para mi una señal grave. No se bien porqué, pero ese día de diciembre, algo me dijo que mi viejo se me estaba muriendo. Tenía insólitos y jóvenes 53 años, pero fumaba mucho, había tenido un pre infarto un par de años antes, no se cuidaba… Y estaba (comprendí muchos años después) muy deprimido.



Rodolfo se fue un año y medio después, sin dar demasiada lucha, sin comprender que era más importante cuidarse que entregarse al vicio que lo había tomado a los 14 años y del que, para colmo, estaba orgulloso. Nos dejó rápido.



Mi enojo con él, por no haber estado, por no haber bancado, por no haber peleado, duró años. Muchos años. Ese hombre que se fue envuelto en debilidades, antes de apagarse, fue mi ídolo. Ese porteño tanguero que no me legó un mango, me dejó un puñado de cosas invalorables: el gusto por la historia, la pasión por la lectura, el placer por una buena partida de ajedrez, el ateísmo, una imagen de decencia inquebrantable que fue clave para que yo no me desviara cuando me tentaron… Y claro, el paladar negro de hincha de Independiente.



De muy chico aprendí dos versos : Maril, De la Mata, Erico, Sastre y Zorrilla (el primero) y Miceli, Ceconatto, Lacacia, Grillo y Cruz (el segundo). Se dicen de corrido, rápido, porque decirlo así es señal de que sabes… Nos recuerdo embanderando juntos la casa, mientras esperábamos que la Central Terrena de Balcarce retransmitiera la señal de alguna final de la Libertadores jugada en Montevideo, en San Pablo, en Santiago… Nos veo saltando y gritando goles de Bertoni que ya van a venir, repitiendo Bo Bo Chini hasta la afonía, aplaudiendo barridas de Pancho Sa, corajeadas del Mencho Balbuena, tiros libres de Pavoni…



Me gustaba escuchar aquella anécdota de una tarde en la que Bernao se había acercado a plena platea baja y le había dedicado un gol a mi vieja… Amaba a Boneco, aquel perro pulgoso que salía a la cancha con el primer equipo, llevando en su boca el banderín del CAI.



Cuando yo era chiquito, Rodolfo solía venir con un caramelo. Me lo daba y me decía 'te lo manda el señor Independiente'. A veces, en vez de una golosina traía una aspirina. Ante mi mirada de asco, respondía 'te la manda el señor Racing'.



Era un tipo serio, pero cuando quería, tenía salidas memorables. El viejo se fue en junio -vaya casualidad- del 82. No llegó a ver el gol de Percudani al Liverpool. Tampoco vivió esa tarde en la que salimos campeones frente a un Racing que descendía. Pero su vida estuvo repleta de vueltas olímpicas, de hazañas, de gloria internacional. De eso, se fue lleno.



Escribo esto en plena agonía. A no ser que obre un milagro, en tres semanas nos habremos ido a la B. No se que pensaría Rodolfo ahora, pero estoy seguro que jamas se le cruzó por la cabeza que su invencible equipo repleto de copas, estuviese así, casi sentenciado, a días de adquirir esa mancha imborrable.



Me costó añares despedirlo, hacer un duelo como corresponde. Creo que una buena parte de mi tristeza actual tiene que ver con que no puedo parar de recordarlo.



De recordarte. Volvé viejo. Aparecete de traje, envuelto en una bandera roja. Decime que todo esto es una aspirina que me mandó el señor Racing. Que nosotros comemos caramelos, porque los amargos son ellos. Enseñame de nuevo a aplaudir un sombrerito del Bocha. Agarrame de la mano para gritar un gol de Bertoni. Si no podes volver, te entiendo. Ya es hora de bancármela solo. Seré digno. Aunque, te aviso. A escondidas de Lola, voy a llorar.


 
Chau viejito. Descansá en el cielo inexistente de los ateos. Algún día vamos a volver. Este también es un modo, tardío, de despedirte".



7 may 2013


Lionel Messi. Con 25 años, y una larga carrera por delante, el crack del Barcelona ya igualó los goles que convirtió Diego Armando Maradona en su trayectoria.

Con los dos goles ante Betis, por la Liga española, Messi llegó a los 345 entre Barcelona (313) y la Selección argentina (32). Maradona también convirtió 345 entre Argentinos Juniors (116), Boca (35), Barcelona (38), Napoli (115), Sevilla (7) y la Selección argentina (34).

Maradona cerró su carrera profesional (entre 1976 y 1998) con 680 partidos, mientras que Lio lleva 457 partidos en sus nueve temporadas (debutó en 2004).

¿Si Messi es mejor que Diego? Puede ser que sí, puede ser que no. Todo depende de qué elementos se tomen para el análisis. Lo cierto es que el 10 rosarino ya gritó las mismas veces que el 10 de Villa Fiorito.

En esta estadística hay que hacer una salvedad: no se cuentan los goles que ambos anotaron jugando con las selecciones juveniles argentinas ni tampoco partidos amistosos.

INFO: http://tn.com.ar/deportes/esencial/messi-impresionante-ya-igualo-en-goles-a-maradona_387176

6 mar 2013

Que 100 Millones no es nada!!!

El basquetbolista de 35 años anunció el domingo su deseo de disputar dos temporadas más en San Antonio, su equipo de la NBA, la liga más competitiva del mundo. De esta manera el bahiense, nacido el 28 de julio de 1977, superará los 100 millones de dólares en ganancias simplemente por hacer lo que más le gusta: embocar la pelota anaranjada en el aro.

Se trasladó a La Rioja para embolsar 1.000 pesos y para estar hasta siete meses sin cobrar el sueldo. Su paso a Estudiantes, un año después, le dio jerarquía a ese flacucho de 1,98 metros que viajaba al estadio Osvaldo Casanova en bicicleta y que ya era seguido por importantes equipos europeos.

El primer gran salto de su carrera fue en 1998, cuando fue contratado por Reggio Calabria, un equipo italiano que le abonó 750 mil dólares por tres años. En 2000 apareció Kinder Bologna, del mismo país, que se llevó a Manu por 2.800.000 dólares para jugar en tres temporadas (fue campeón de la Euroliga y fue elegido el Jugador Más Valioso de la final en 2001). Ginóbili se consagró en Europa (también conquistó dos Copas Italia y una Liga italiana) y a partir de sus brillantes producciones la NBA, ese sitio de ensueño para todos los basquetbolistas, se le hizo realidad en 2002, cuando arribó a San Antonio. La fama, la gloria, el prestigio y el dinero se unieron y no tardaron en llegarle al escolta de esa mano zurda prodigiosa.
En su primera temporada en los Spurs -la 2002/03-, Ginóbili cobró 1.325.000 dólares mientras en la siguiente, 1.457.500. Dio otro paso económico considerable en la 2004/05 luego de ser confirmado como una de las figuras junto a Tim Duncan y el francés Tony Parker y alcanzó la cifra de 6.603.500 dólares. En la 2008/09, ya consolidado como uno de los mejores de la Liga estadounidense, llegó a los 10.728.130 dólares. Y en la 2011/12, cuando San Antonio arañó su quinto título, a los 12.981.038. En la actualidad, y con estos números, el argentino está muy cerca de los 100 millones de dólares. Sin embargo, con sus próximas dos temporadas en el conjunto texano, con el que obtuvo tres hermosos anillos de campeonato (2005, 2005 y 2007), pasará esa barrera. Y lo logrará sin la ayuda de las empresas que lo patrocinan, como Nike, Gatorade, Procter & Gamble, Aeropuertos 2000, La Segunda Compañía de Seguros y Wolkswagen

FUENTE: http://www.clarin.com/deportes/basquet/hombre-millones-dolares_0_877712328.html